Las peculiaridades del medio radiofónico
condicionan la expresión hablada. El periodista radiofónico debe ser consciente
de la fugacidad del mensaje; el oyente no puede volver a escuchar lo que
se está contando, no puede comprobar si ha entendido bien la información. Su
única opción es escuchar el texto en el momento, en el orden, y con el ritmo
que establece el locutor. Por tanto, escribir para la radio implica saber
utilizar adecuadamente el principal instrumento del periodista, la palabra.
Para ello, se tendrán en cuenta las características básicas del lenguaje
hablado y sus exigencias:
·
Claridad: se
trata de hacer asequible la expresión porque existe el riesgo de interrumpir la
asimilación mental de los mensajes si se adoptan códigos que requieren
esfuerzos reflexivos y por tanto, tiempo de descodificación (comprensión)
·
Lo concreto,
en forma activa y presente. En radio son necesarias las formas que más
“vitalizan” las imágenes y los relatos. En casos de equivalencia semántica,
mejor las formas simples que las compuestas, el presente que el pasado, la
frase activa que la pasiva.
·
Brevedad. Las
exigencias del tiempo, la necesidad de facilitar la asimilación y la fugacidad
del mensaje obligan a la radio a construir mediante períodos y frases breves
que aseguren la comprensión.
El periodista radiofónico está obligado a dominar
la ortografía, la morfología, la sintaxis y un vocabulario rico. Debe saber
escribir y narrar pero además debe adaptar su escritura y narración al ritmo,
cadencia y entonación requeridos en cada momento. A estas características debe
unirse el matiz de la expresión personal. A través del micrófono, lo que se
pierde desde el punto de vista plástico se gana en los matices de expresión
exclusivos del sonido y en la posibilidad de testimonios personalizados a
través de la voz; es lo que se puede denominar tono comunicativo, necesario
tanto en informativos como en programas. La voz, la música, los efectos y el
silencio son los elementos sonoros que determinan la capacidad expresiva. La
armonía de todos ellos en torno a un contenido interesante será la que permita
sostener el relato radiofónico. Así, captar la atención y el interés del
público y hacerlo con la gramática adecuada al medio y al mensaje será la
principal exigencia del periodista radiofónico.
Lalo Mir,
periodista radial, habla del potencial de la radio
“La palabra es
esencialmente la radio”
“Todos, pero todos los que
trabajamos en este medio tenemos acceso a la misma música, a las mismas
informaciones, a los mismos personajes. Es más: decimos casi lo mismo. Cómo
mezclar todo es nuestro gran tema. El que le devuelve al oyente esa masa de
información del modo más atractivo y natural, ganó el partido. Y se queda con
la audiencia.
Para que el milagro
de la radio se produzca, se necesitan dos elementos mínimos, tan indispensables
como accesibles económicamente: un micrófono de veinte pesos y un tipo que
tenga algo interesante para decir.
Repito mi lema:
mientras haya alguien frente a un micrófono con algo piola para contar, una
ciudad entera podrá estar despierta. Acá o en cualquier lugar. Nosotros, los
que trabajamos en la radio, en el fondo, no buscamos oyentes. Buscamos
cómplices.
No hay producto
terminado, no existe el buen programa sino se arma una complicidad secreta
entre lo que yo digo y el que me escucha. Es un código de sobreentendidos, un
ida y vuelta que no parará nunca.
La palabra. La
palabra. La palabra. Eso es esencialmente la radio. La Libertad que hoy tenemos
está muy bien; la posibilidad de jugar con la realidad y con la imaginación es
extraordinaria.”
Lalo Mir
Revista Institucional de ARPA (Asociación Radiodifusoras Privadas
Argentinas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por compartir tus comentarios